Los niños y adolescentes viven conectados a la red,
navegan sin dificultad y consumen todo tipo de información web. Se comunican
allí, se expresan allí, se autorrealizan allí, juegan allí, recrear su mente
allí, construyen su identidad y cibercultura allí, habitan el territorio
virtual espacial, buscan alternativas y resolución de problemas al instante,
con un click, realizan multitareas, prefieren la flexibilidad de opinión y
autoaprendizaje, su vida gira entorno de las tecnologías, más bien, es su
vida.
Como
docentes tenemos la obligación de comprender como es su mundo virtual para
dialogar con ellos y traerlos a la realidad vívida, física sin forzar el
desequilibrio virtual que acostumbran. Debemos hablar su mismo idioma y
enriquecernos mutuamente.
Maggio identifica algunos conceptos que pueden
acercarnos a la noción de una enseñanza genuina: enseñanza potente. La
tecnología es una herramienta que debe apoyar y enriquecer siendo un soporte. La
enseñanza debe comprender el interés propio del alumno, siendo este el
verdadero protagonista, recuperando así sus propios intereses. La participación
del docente es el balance, el equilibrio curricular. Es quien interactúa,
colabora, comparte con otros colegas, conformando así un colectivo laboral. Entre
todos acuerdan la inclusión de las TICs, el uso de las mismas y los propósitos
a alcanzar.
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